Dawson Crece, uno también fue joven...

Hubo una época en que era joven. Hubo una época en que me identificaba con gente como Dawson Leerey. La premisa era muy fácil. En Capeside, un pequeño pueblo costero de la costa Este de los EEUU dos adolescentes son amigos desde que tienen uso de razón. Él es Dawson y ella es Joey (una preciosa Katie Holmes). Además tienen un tercer amigo que es un poco caradura pero en el fondo es buena persona. Él es Pacey. Y todo empieza cuando a la vez que Joey se da cuenta de que ve a Dawson con ojos distintos a los de la amistad, llega una chica nueva al pueblo de la que Dawson se queda prendado, Jenny. Y la serie es éso. Simplemente ver crecer a un grupo de amigos que pasan de la niñez a la adolescencia y luego a la juventud mientras van descubriendo sentimientos, experiencias y relaciones. Y sí, sólo es éso. Quizás ahora si vuelvo a ver la serie me parecerá una mierda, pero en la época en la que la vi, me impactó. Alucinaba viendo a Dawson visionando películas con Joey en su cuarto continuamente (y como entraba ella por la ventana) y su obsesión por ser director de cine. O su pasión por el gran Steven Spielberg. O como Pacey rompía con todas las convenciones y hacía de su vida algo muy atractivo, sin pasar por los estudios. Y a veces sentía que llevaban una vida que a mi me hubiera gustado llevar (aunque ahora no me parezca lo mismo).
Fue la segunda serie a la que me enganché de la "nueva" hornada, después de la mítica (y de la que hablaré) Expediente X. Y puedo decir que aunque las dos últimas temporadas (fueron seis) eran bastante insoportables, se marcaron una series finale con un episodio doble que recuperó todo lo que había sido la serie para mucha gente. Y sí, puedo decir que empecé queriendo ser como Dawson pero acabé admirando a Pacey (y no sólo por el final de la serie)...