Damages: Trust no one (excepto a mí, claro)

No recuerdo por qué empecé a ver "Damages". Ahora mismo no sabría decir quién me la recomendó o dónde la leí, lo que sí que sé es que una vez vi el primer capítulo, los otros once no llegaron a una semana (y cuando no estoy de vacaciones os aseguro que es muy costoso).
Lo primero que llama la atención de la serie es el magnífico plantel actoral. Desde una maravillosa Glenn Close (¿por qué no le dan más trabajo a este pedazo de actriz?) a una sorprendente Rose Byrne (mira que es difícil mantenerle el tipo a Glenn Close, y no sólo lo consigue si no que muchas veces la supera!), pasando por Tate Donovan o Ted Danson (casi perdido para la causa desde "Cheers").
A todo éso se le une un guión espectacular. Tramposo, sí, porque es muy tramposo, pero perfectamente hilado, al que no se le puede encontrar un agujero, un vacío, un error. Con un uso magnífico del flashforward (¿o toda la serie es un gran flashback?).
De un capítulo a otro no sabemos quién es el bueno, quién es el malo, quién pensábamos que era legal deja de serlo, para volver después al redil. los personajes entran y salen sin saber en realidad quién nos llevará a la clave final y quién no... hasta ese espectacular capítulo final.
Y luego está la segunda temporada. La verdad es que cuando terminó la primera quise que la serie terminara ahí. Me había maravillado tanto que me dio miedo que no pudieran llegar a la altura y la cagaran. Para éso era mejor que lo dejaran y nos quedáramos con ese buen sabor de boca y dentro de un tiempo volver a verla y recordar la maravilla que teníamos entre manos. Pero la verdad es que no me han defraudado. Puede que esta segunda temporada sea más de lo mismo, pero ha conseguido engancharme de nuevo, con una historia trepidante y con tres tramas a la vez que estoy convencido acabarán convergiendo en una sola... lo que pasa es que aún no sé cómo.
Por lo menos, para esta segunda temporada estoy avisado: "Trust no one".